S O Y

Ante la fementida naturaleza
de mi proclive humanidad,
postro rodillas al Cristo
clamo anhelante su piedad.

Señor, ten piedad de mi,
soy humano, y… ¡no me ufano!
pues a cuestas llevo mi cruz,
ando tras la pista de tus huellas,
no queriendo llegar a segur.

Pongo ante ti, mi ignominia.
Pongo ante ti, Señor,… mi cruz.
Confiado me rindo ante ti.
Confiado en ti… ¡Misericordioso, Jesús!.


28 de octubre de 2010 11:56 a.m.



Comentarios

Entradas populares de este blog

¡Las críticas de ayer y hoy!

En la libertad de los hijos de Dios