MOMENTOS

Cuan difícil resulta definir los sentimientos.


Es la incertidumbre de dar vueltas, vueltas y más vueltas, y no saber cuando parar.

Es hallarse en constante carrera contra todo y contra todos, en una incesante lucha interna por complacer las exigencias de los demás, descuidando las propias y creando una sima interna de magnitudes inimaginables, cuya cárcava originada por el constante golpeteo de las lágrimas no derramadas, ni expresadas; va acrecentando pacientemente.


La inseparable soledad y el gigantesco silencio, compañeros fieles por tan árido camino de inagotables pensamientos, de sentimientos intrincados y de reflexiones sin respuestas.

Inconmensurable mar de emociones, rodea al barco de mi vida, a la deriva del alma sin rumbo fijo. Piélago plagado de olas de alegrías y sinsabores que vienen y van, dejando ver entre ellas, lo que pudo ser y no fue; lo que se pudo tener y no se tuvo. Lo que se quiso dar y se quedo guardado; paralizado ante el acecho de un cardumen de tiburones capaces de desgarrar y engullir cuanto sentimiento, idea o emoción cayera en sus feroces fauces intrigantes y mitigantes de la beldad que rodea cada ocaso moribundo.



Cansancio que presagia el fin de una terrible batalla que sólo dejó el sabor a nada, que se llevó sin piedad, cuanto motivo de alegría hacia brillar el sol cada mañana y elevaba el espíritu a los más alto del cielo para toparse con las estrellas cobigantes de cuanta pena arrolladora amenaza con destruir todo aquello que sucumba ante su tenebrosa belleza y lo arrastre al profundo precipicio de la desesperación, hipnotizado por la calidez de sus luces y lo invitante de su quietud.

Pensamiento sin descanso que invade la privacidad del ser, llevando en cada paso, un deseo insatisfecho por el triunfo jamás expresado, el logro jamás compartido, la felicidad jamás mostrada y el amor jamás dicho. El sibilante rumor que recuerda las veces que viste al amor correr hacia ti y te escondiste bajo las sabanas de la indiferencia por temor al que dirán y al que pensaran, sin detenerte a meditar cuanto podías encontrar en él.



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