MI TRISTEZA

Calor helado que recorre mis venas.
Filosas navajas ansiosas de castrar,
engulle en sus felinas fauces acerinas
todo sentimiento noble que se pueda albergar.

Tan aciago y tan profundo como el mar infinito.
Tan gélido y amargo como el sabor del cristal.
Tan etéreo y fútil, el silencioso grito
pérdido en la garganta para jamás encontrar.

Hoscas lágrimas
Que en solitarias noches
de apretados ojos
habrán de brotar.
Lastimero suspiro
Cuyo cobijo es el pecho.
Indeciso quisiera
hacerse expresar.

Explosión silenciosa…
¡tan acre sentimiento!
Brevedad dolorosa
en cuya presencia se está.

Repentino reencuentro
cuya orbe en movimiento
Inocente ignorante… 
¡jamás conocerá!


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