Podando el árbol
Tantas noches sola,
queriéndote ver
Tantos sueños tuve,
pero de papel
Con caricias falsas
jugaste a hacerme feliz
No vengas ahora
pidiendo perdón
No me engañes mas
Se que estas pensando que lloro por ti
Déjame decirte que no es así
Acaso no sabes
He cambiado lejos de aquí
Te preocupas ahora
no me hagas reír,
No finjas más
No digas que te arrepientes
si no sientes nada por mi
si no sientes nada por mi
si no sientes nada por mi
si no sientes nada por mi
La vida del hombre, se asemeja a un árbol. Es más me recuerda el árbol del Bien y el mal, plantado en medio del Edén. Pero también el árbol de la vida, y hasta aquel arbolito de Navidad de donde habrá de surgir el madero en que muere nuestro Señor Jesús.
Mas de donde nace la comparación, sencillo. Del hecho que de la vida de cada hombre o mujer, nacen, se generan relaciones, que a los efectos de este encuentro, hemos de llamar ramas, que con el paso del tiempo llegan a crecer de manera inadecuada y han de cortarse, pues más que bien, atentan contra la integridad del tronco; es decir, del hombre.
Reza la escritura sagrada “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que no da fruto en mí lo corta. Y todo sarmiento que da fruto lo limpia para que dé más fruto". Jn 15, 1-2.
Lo que he de traducir o explicar de la siguiente manera, Jesús es el tronco y nosotros somos las ramas. Más para mantenernos en el camino y hacer de nuestra historia de vida una historia de Salvación hemos de ser limpiados purificado, de modo de dar más frutos de redención.
Viene, entonces a saber, que existen momentos en la vida que cada uno habrá de tomarse el tiempo para ir cortando, cerrando y dejando atrás, en el Antiguo Testamento, aquellas situaciones de vida, incluyendo personas, apegos, y sueños que ponen en riesgo el camino emprendido.
Cosas éstas, que deberás sepultar en el fondo de un cajón para nunca más sacar o enterrar allá, en la otra orilla, echarle tierrita y "ni para allá voy a mirar".
Todo esto traerá consigo una serie de emociones desordenadas, por no decir tormentas interiores; semejantes a las crisis o síndrome de abstinencia que sufren los adictos cuando inician el proceso de desintoxicación. Como reza aquel viejo poema Gosh:
El dolor ... se irá
las lágrimas ... secarán
el arco iris ... saldrá
y el hombre ... volverá a sonreír.
Hay que descubrir la verdadera perla preciosa por la que vale la pena todo vender o aquella estrella que realmente me lleva a Belén.
Tal como nos enseña Jesús, en la cruz, el dolor nos purifica y el amor nos glorifica en Dios revelado por Cristo, nuestro Salvador y redentor
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Tantos sueños tuve,
pero de papel
Con caricias falsas
jugaste a hacerme feliz
No vengas ahora
pidiendo perdón
No me engañes mas
Se que estas pensando que lloro por ti
Déjame decirte que no es así
Acaso no sabes
He cambiado lejos de aquí
Te preocupas ahora
no me hagas reír,
No finjas más
No digas que te arrepientes
si no sientes nada por mi
si no sientes nada por mi
si no sientes nada por mi
si no sientes nada por mi
Ya estoy cansada de darte mi vida
Ya no puedo mas
Vete
No supiste hacerme feliz
Vete
Que muy bien respire sin ti
Por que estas pensado que lloro por ti
Déjame decirte que no es así
Tu ya lo sabes
He cambiado lejos de aquí
Te preocupas ahora
no me hagas reír,
No finjas más
No digas que te arrepientes
si no sientes nada por mi
si no sientes nada por mi
si no sientes nada por mi
si no sientes nada por mi
Ya estoy cansada de darte mi vida
Ya no puedo mas
Vete
No supiste hacerme feliz
Vete
Que bien respire sin ti
Ya estoy cansada de darte mi vida
Ya no puedo mas
Vete
No supiste hacerme feliz
Vete
Que bien respire sin ti
La vida del hombre, se asemeja a un árbol. Es más me recuerda el árbol del Bien y el mal, plantado en medio del Edén. Pero también el árbol de la vida, y hasta aquel arbolito de Navidad de donde habrá de surgir el madero en que muere nuestro Señor Jesús.
Mas de donde nace la comparación, sencillo. Del hecho que de la vida de cada hombre o mujer, nacen, se generan relaciones, que a los efectos de este encuentro, hemos de llamar ramas, que con el paso del tiempo llegan a crecer de manera inadecuada y han de cortarse, pues más que bien, atentan contra la integridad del tronco; es decir, del hombre.
Reza la escritura sagrada “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que no da fruto en mí lo corta. Y todo sarmiento que da fruto lo limpia para que dé más fruto". Jn 15, 1-2.
Lo que he de traducir o explicar de la siguiente manera, Jesús es el tronco y nosotros somos las ramas. Más para mantenernos en el camino y hacer de nuestra historia de vida una historia de Salvación hemos de ser limpiados purificado, de modo de dar más frutos de redención.
Viene, entonces a saber, que existen momentos en la vida que cada uno habrá de tomarse el tiempo para ir cortando, cerrando y dejando atrás, en el Antiguo Testamento, aquellas situaciones de vida, incluyendo personas, apegos, y sueños que ponen en riesgo el camino emprendido.
Cosas éstas, que deberás sepultar en el fondo de un cajón para nunca más sacar o enterrar allá, en la otra orilla, echarle tierrita y "ni para allá voy a mirar".
Todo esto traerá consigo una serie de emociones desordenadas, por no decir tormentas interiores; semejantes a las crisis o síndrome de abstinencia que sufren los adictos cuando inician el proceso de desintoxicación. Como reza aquel viejo poema Gosh:
Sentada y silente,
sobre el pináculo de un risco.
Observando como caen,
a mis lados mismos,
fragmentos sin cumplir
de inalcanzables ahíncos.
Volando por los aires,
semejantes a un brizno.
Deshoje ineludible
de la flor de la vida,
como agobiante desconsuelo,
envuelve el alma.
Afligido denuedo...
reemplaza la calma,
pintando de tristeza
la existencia mía.
Se llevan con ellos,
mis contadas alegrías.
Pronto mis lágrimas,
ocuparan su lugar.
Mis ignotos triunfos,
serán imágenes sombrías
de laureles remotos
que jamás volverán.
Contienda sin cuartel,
se desarrolla en mi alma.
Sólo tu haz de luz,
brindará resplandor.
Resurgiré como el fénix,
me devuelves la calma.
Del ahogado emitiré,
su último estertor.
El dolor ... se irá
las lágrimas ... secarán
el arco iris ... saldrá
y el hombre ... volverá a sonreír.
Hay que descubrir la verdadera perla preciosa por la que vale la pena todo vender o aquella estrella que realmente me lleva a Belén.
Tal como nos enseña Jesús, en la cruz, el dolor nos purifica y el amor nos glorifica en Dios revelado por Cristo, nuestro Salvador y redentor
POR TI, MI DIOS, CANTANDO VOY,
LA ALEGRÍA DE SER TU TESTIGO, SEÑOR.
1. Me mandas que cante
con toda mi voz,
no sé cómo cantar
tu mensaje de amor;
los hombres me preguntan
cuál es mi misión,
les digo: testigo soy.
2. Es fuego tu palabra
que mi boca quemó,
mis labios ya son llamas
y ceniza mi voz,
da miedo proclamarla,
pero tú me dices:
no temas, contigo estoy.
3. Tu palabra es una carga
que mi espalda dobló,
es brasa tu mensaje
que mi lengua secó.
Déjate quemar,
si quieres alumbrar,
no temas, contigo estoy
Cristo es la única opción. El sentido de la vida y la razón del existir. Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 6)
Solo tu Señor ... Eres mi Centro de gravedad ...
Señor
que CON-FE-AVANCE
por los clavos de tu Sacratísima Cruz.
Virgen María, que yo este frente al Hijo,
el Hijo me conduzca al Padre
éste envíe sobre su Santo Espíritu,
Santo Dios
Santo Fuerte
Santo Inmortal.
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